2 - Como el lirio entre los cardos, así mi amada entre las mozas.
3 - Como el manzano entre los árboles silvestres, así mi amado entre
los mozos. A su sombra apetecida estoy sentada, y su fruto me es dulce al
paladar.
4 Me ha llevado a la bodega, y el pendón que enarbola sobre mí es
Amor.
5 Confortadme con pasteles de pasas, con manzanas reanimadme, que
enferma estoy de amor.
6 Su izquierda está bajo mi cabeza, y su diestra me abraza.
7 - Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas, por las ciervas
del campo, no despertéis, no desveléis al amor, hasta que le plazca.
8 ¡La voz de mi amado! Helo aquí que ya viene, saltando por los
montes, brincando por los collados.
9 Semejante es mi amado a una gacela, o un joven cervatillo. Vedle ya
que se para detrás de nuestra cerca, mira por las ventanas, atisba
por las
rejas.
10 Empieza a hablar mi amado, y me dice: «Levántate, amada mía,
hermosa mía, y vente.
11 Porque, mira, ha pasado ya el invierno, han cesado las lluvias y se
han ido.
12 Aparecen las flores en la tierra, el tiempo de las canciones es
llegado, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra.
13 Echa la higuera sus yemas, y las viñas en cierne exhalan su
fragancia. ¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente!